Yo nací en una familia humilde; en una casa construida
por mi padre, hecha de bloques de barro, y el tejado era de ramas de taraje y
matas de maíz.
Una noche malísima del mes de abril, llovió y llovió
tanto… que yo que sólo tenía 6 meses, desperté
y mi mamá me empezó a dar el pecho, en ese momento parte del techo se
vino abajo, y cayó muy cerca de mi cabeza, entonces mi madre cuenta, que gritó
con todas sus fuerzas, José, José, despierta que la casa se nos cae
encima, mi padre tapó con unas mantas a
mis dos hermanas, y las sacó a la calle, también salió la mamá conmigo y mi padre se quedó para salvar bajo las
camas lo que teníamos de valor que era el aceite garbanzos y una máquina de
coser con la que mi madre nos cosía la ropa a todos. Mi madre corrió a casa de
la vecina más cercana con las tres niñas, para que nos
resguardaran de aquella lluvia implacable, aquella casa era más buena y mejor
construida que la nuestra. El rio Guadalquivir se desbordó, y entre la lluvia y la
crecida del río no se veía el camino, (nos quedamos sin casa).
Mi madre trabajaba en el campo labrando la tierra a
sueldo, y mi padre construía pozos para
mantenernos, pozos para regar la tierra, porque después de aquel temporal, vino
una gran sequía, pero a mi padre le
pagaban en especies, arroz, aceite,
garbanzos, porque no había dinero.
En aquel lugar una barriada que iba desde los Mochos
hasta Villarrubia y desde allí hasta casi la ciudad, era un camino con casas a
los dos lados.
Mi padre después de quedarnos sin casa construyo otra en
uno de los lados del camino, pues la otra estaba en medio de la nada, esta casa
ya tenía tejado de tejas buenas y
esta no se cayó nunca, vivimos allí
hasta que nos mudamos a la ciudad cuando yo tenía unos 15 años.
Años atrás, cuando yo tenía 4 años, empecé a ir, a la
escuela, teníamos un buen profesor, llamado Joaquín Recher, que por cierto,
acabo en la ciudad dando clases en un instituto, “era muy Bueno “.
Este profesor, se fijó en que yo me acercaba demasiado
para leer, y aconsejo a mi madre que me llevara al oculista, y bueno… me mando
gafas, claro está que nacida en Córdoba, y por aquello de andaluza, mi madre me
compro unas castañuelas, con tan mala suerte que me rompí las gafas, ¡¡¡Que
disgusto para mí y para mi madre, que no podía comprar otras!!!
En aquel lugar, se vivía de la labranza, el dueño de
aquellos campos era un marques, cuando este señor muere, sus herederos se
reparten la tierra y nos quedamos sin escuela, que además era la iglesia, y sin
nuestro amado profesor.
Debían ser los años 50, más o menos, y en casa sobraba
una habitación. Mi hermana la mayor, que el mencionado profesor, les
dijo a mis padres que mi hermana, si la mandaban a la ciudad podía hacer
carrera. Les dijo: “su hija es muy inteligente”… pero no había
dinero para eso ni para otras cosas pero bueno… mi hermana dijo a mis padres,
¿y si yo pongo la escuela? Y así se montó en casa la escuela, ella fue mi maestra me enseño hasta la regla
de tres, pero yo con 11 años pedí a mi otra hermana, para ir a trabajar la
tierra, y así deje la escuela.
Cuando llegue a la ciudad con tan solo 15 años, y sin
tener idea de nada, me ofrecieron
trabajar en una telefónica, de una barriada vip, no había visto un teléfono en
mi vida, pero dije que Sí.
Estando trabajando de telefonista alternaba estudios y
trabajo, me puse a estudiar el servicio social de la mujer porque yo quería
entrar a ser parte de telefónica, y para ello exigían tener este tipo de
estudios. En esta centralita vivía y trabajaba una viuda de empleado de
telefónica con sus hijos, ella era la encargada y sus hijas trabajaban y nos
tenían a dos chicas que estábamos allí todo el día por un sueldo miserable.
Para ellas vivir del cuento, yo quise prepararme como ya
he dicho. Y me apunté a una academia, para hacer taquigrafía y mecanografía. Con todo esto ya tenía más que suficiente para entra en
Telefónica, pero no tuve suerte, un día que pedí a mi compañera cambio de turno
para asistir a clase, cuando la encargada se enteró me estaba esperando casi
casi con un látigo, porque a mí sus gritos, me hicieron tanto daño como si de un látigo se tratara.
El servicio social lo aprobé todo, incluso con un notable,
pero hasta llegar a ESO… teníamos de
tutor a un cura, que nos reunió para hacer las presentaciones, cada una fue
diciendo su nombre y apellidos, sus
títulos carreras etc. ¡¡Cuándo yo empecé
a oír lo que aquellas chicas tenían de estudios… Una; yo la carrera de Piano, otra;
yo de derecho, otra; yo estudios primarios ¡! Yo, cada vez que se acercaba mi
turno, me ponía roja hasta las orejas, y
asustada sin saber qué tenía que
decir, yo pensaba ¿ahora qué digo yo? Si
no tengo estudios ningunos… (Ésa era mi ignorancia total, de yo haber sabido
que mis estudios se podían llamar
estudios primarios, lo habría dicho… pero es que no lo sabía…
Cuando al fin me tocó a penas me salían las palabras de
la boca, cuando el cura me pregunto ¿Qué estudios tienes?
Yo, yo… no tengo estudios. Me ardían la cara y las orejas, y el cura me
pregunta sabes leer y escribir y yo dije sí y las cuatro reglas. Sí, entonces
es suficiente.
Y desde ese momento siempre lo tuve presente, y mi meta
siempre fue superarme y superarme, para que aquello no volviera a repetirse
jamás. Lo de entrar en Telefónica lo tuve que descartar porque
llevaba gafas muy gruesas y no se permitía entrar a gente con estas
características. Por lo tanto no me sirvió mi esfuerzo para mucho.
Como he sido muy emprendedora enseguida, me puse a
trabajar. En la radio dijeron que necesitaban gente para propaganda de uno de
los primeros detergentes de la historia “Persil”. La mamá no estuvo de acuerdo
porque tenía que ir por los pueblos de la provincia, pero mi padre, que era más
moderno, dijo que sí .. y allí fui.
Antes de acabar este trabajo ya me salió otro, en la
panadería de la zona, donde vivíamos, y
estando allí empecé a estudiar de nuevo, y esta vez sí que me saqué los estudios primarios, o sea el titulo… de
la panadería me salí para casarme, y me vine a vivir a Mallorca.
Tuve dos hijos maravillosos, Manu y Loreto. Cuándo tenían como nueve o diez
años volví a estudiar, esta vez formación profesional en la escuela de
hostelería de calle Olmos. Iba para gobernanta de hotel, sólo estudié un curso
escolar pero con muy buena nota, cosa que no se fraguó porque me llamaron para
trabajar en verano cuando no tenía clases. Ahí cometí un error, nunca volví
para acabar aquellos estudios, pero si que llegué a ser profesional de primera
de carnicería con un buen currículo.
Estando en la panadería hacía otro trabajo, en una
distribuidora de prensa y revistas, hacía dos turnos de trabajo porque las
cosas en casa no iban muy bien y no se podía pagar el plazo del piso, llámese
ahora hipoteca.
Mientras trabajé de carnicera hacía cursillos de inglés y de informática, y con el último de
inglés allí mismo me informaron cómo hacer la ESO. Con 60 años entre a hacerla.
Fue un poco duro, todos eran más jóvenes que yo, me costó lo mío sacarme el
título, pues hasta un profesor me preguntó al presentarnos ¿tú sabes estudiar?
He de decir que una parte de la ESO me convalidó la
formación profesional. Aprobé La ESO… y
a todo esto yo trabajando a jornada completa.
Cuando tuve el título, mi hijo y mi marido me dijeron:
“Ahora a la universidad” y bien… ¡¡¡no me lo pensé!!! Aquí estoy hace cuatro
años y espero seguir otros tantos más, mientras tenga salud y ganas.
En este momento estoy estudiando inglés en un par de
sitios, un curso de la UOM, hago teatro, coral, un día de voluntaria, dos días
baile de salón y sevillanas, gimnasia cuando puedo y caminar o senderismo los
fines de semana… gracias a Dios…
Mercedes Martínez.
Buenos dias Mercedes:
ResponEliminaAún que no te conosco personalmente, me ha gustado mucho el escrito contando tú vida, una infáncia dura en tiempos difíciles.
Yo tambien tengo una vida muy parecida, nací en una família humilde, he luchado toda mi vida para conseguir algo mejor, nadie me ha regalado nada.
Por toda una la vida que as pasado, quiero felicitarte por tú espíritu emprendedor, luchadora donde las haya en busca de una mejor posición social, el camino recorrido ha estado lleno de espinas, peró al final as conseguido llegar al jardin lleno de rosas.
Ahora toca disfrutar de los buenos momentos que nos da la vida, juntamente con tus familiares y amigos.
Recibe mis mejores saludos.
Gabriel Pocoví Pou - 1r Curs de UOM - 2012/2013.
Mercedes, soy Juan Rodríguez, tengo un grupo de facebook llamado Memoria HIstórica de Almodóvar del Río y he encontrado esta imagen que has puesto. ¿Eres de Almodóvar? ¿De los Mochos? Si es así no dudes en contactar conmigo a traves de dicho grupo y observarás la cantidad de recuerdos del pueblo. Un saludo
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